El mundo se enfrenta a un conjunto de terribles situaciones que no confluían en un mismo instante desde hacía muchas décadas: una terrible guerra en Europa, una inflación desbocada, y unos bancos centrales que tienen que gestionar la tesitura de modificar sus planes de actuación para normalizar tipos sin herir el crecimiento.

Un contexto que se ha convertido en un auténtico laberinto para los inversores en renta fija que necesitan saber cómo ajustar sus carteras ante tal panorama. Sin embargo, tal y como quedó claro en el Evento Anual de Renta Fija que ha organizado la gestora suiza Vontobel, aunque el entorno no parece alentador, la renta fija sigue siendo un ingrediente fundamental en las carteras.

El fuerte repunte de la inflación que en países como España ha llegado a rozar niveles de casi el 10% en marzo es, en general, el factor que más preocupa a los expertos, también a los de Vontobel. No sólo por el efecto de dilución que genera en los ahorros de los inversores, sino porque esta reacción de los precios obligará a los principales bancos centrales a subir tipos de interés mientras calculan hasta qué punto pueden hacerlo sin que las economías descarrilen de la senda del crecimiento. Y ésta, desde luego, no es una tarea sencilla.

“La economía ha tenido que soportar un choque en la cadena de suministro, un choque en la demanda, un choque en la inflación, un choque en los precios de las materias primas y, por supuesto, la guerra en Ucrania. Si a esto le añadimos un endurecimiento importante de la política monetaria, el gran colchón que tenía la economía en 2021 se verá erosionado a finales de 2022”, afirmaba Mark Holman, socio y gestor de TwentyFour AM, una de las boutiques de renta fija de Vontobel presentes durante la jornada.

De hecho, la evolución de la curva de tipos de los bonos del tesoro estadounidense comienza a invertirse y ésa ha sido una señal de recesión en otras ocasiones.  Sin embargo, el experto de TwentyFour señala que la capacidad de predicción de este fenómeno no es infalible. “Históricamente, las recesiones han tardado en aparecer un periodo que oscila entre los nueve meses y los casi cuatro años”.

En su opinión, la inversión de la curva es, más que nada, una advertencia de que algo está ocurriendo. “Cuando la curva se invirtió en agosto de 2019 y le siguió una recesión en marzo de 2020, nadie había oído hablar de la COVID-19. La inversión fue correcta, como siempre, pero la recesión que le siguió se produjo por razones que no se podían haber anticipado”, afirma.

Parte de este comportamiento de los extremos cortos de la curva se debe a la anticipación a la subida de tipos de interés que llevará a cabo la FED en los próximos meses para evitar que los precios sigan disparándose. Para Mondher Bettaieb-Lorriot, director de crédito corporativo de la boutique Fixed Income, existen muchas razones técnicas que harán que la FED suba tipos de forma rápida, aunque no cree que superen el 2%.

Sin embargo, pese a la subida de tipos de interés, el experto de TwentyFour considera que EE.UU. evitará una recesión en 2023 ya que las probabilidades de que se produzcan el año que viene rondan el 35%, según los modelos con los que trabajan en la firma. “Este razonamiento positivo se basa en la evidente fortaleza de la economía a principios de 2022 y, por tanto, en el gran colchón que ha tenido para hacer frente a las numerosas perturbaciones que ha sufrido. Si no existiera ese colchón, nuestra opinión sería diferente”, explica Holman.

La oportunidad está en el crédito

Por este motivo, el gestor cree que cuando se invierta en renta fija, es mejor evitar riesgo de los bonos del tesoro, a pesar de los movimientos recientes. Sin embargo, la situación de la deuda corporativa es más interesante debido a factores como los bajos niveles de default. Con todo, Holman considera que hay que extremar la cautela por las valoraciones que en algunos sectores “se han acercado a los niveles que cabría esperar en una recesión, con diferenciales en muchos sectores iguales o superiores a sus medias a largo plazo”. Pero las oportunidades existen.

De acuerdo con Holman, los grandes problemas de inflación en todo el mundo hacen que a la hora de invertir haya que buscar las emisiones de empresas que tengan poder de fijación de precios, ya que si las compañías tienen que absorber ese aumento de precios, sus márgenes se verán reducidos.

No son las únicas opciones que observa este experto que gestiona un fondo de renta fija flexible global. En estos momentos cree que hay emisiones interesantes en los ABS europeos a tipo variable, especialmente los CLO, ya que podrían ofrecer una fuerte rentabilidad.

Al fundador de TwentyFour AM le siguen pareciendo atractivos la deuda de los bancos, ya que los diferenciales ya se han ampliado considerablemente y también cree que los bonos corporativos híbridos vuelven a ofrecer un buen valor relativo.

Deuda europea con grado de inversión

Desde el punto de vista de un gestor que invierte en bonos corporativos europeos con grado de inversión, “resulta muy interesante empezar a invertir en renta fija hoy, teniendo en cuenta que este mercado se ha reajustado más que la renta variable”, explica Mondher Bettaieb. El experto asegura que en la actualidad “la renta fija es el lugar en el que hay que estar” y que, de hecho, veremos a los inversores volver “incluso a los bonos gubernamentales y a la renta fija con grado de inversión”.

Y eso que, aunque el camino del Banco Central Europeo (BCE) no parece tan claro como el de la FED, sí que es evidente que la institución que preside Christine Lagarde también tiene que hacer frente a un fuerte repunte de la inflación y a una caída del crecimiento muy afectada por la guerra en Ucrania.

Con todo, lo que sí parece evidente para los expertos de Fixed Income como Claudia Fontanive-Wyss, gestora de esta boutique, es que hay oportunidades dentro de la renta fija corporativa europea sobre todo tras el movimiento que se ha producido recientemente en los precios. “En renta fija corporativa europea con grado de inversión, se pueden encontrar oportunidades attractivas de carry, también en bonos financieros AT1, en deuda corporativa híbrida, algunas emisiones del sector de seguros”, explicaba durante el evento.

grafico_vontobel

El papel de la deuda corporativa emergente

El segmento de los bonos corporativos de los mercados emergentes es una parte que resulta muy atractiva a los inversores que tienen un perfil de riesgo que puede tolerarlo. Sin embargo, es esa apariencia de riesgo la que hace que a veces muchos inversores lo pasen por alto. La rentabilidad exige vigilar de cerca cómo se comporta la deuda de estas empresas, ya que históricamente la rentabilidad media de los bonos corporativos de los mercados emergentes ha sido del 6,9%. Y ese factor es algo que hace que sea realmente interesante en un entorno de alta inflación.

Wouter Van Overfelt, gestor de deuda corporativa emergente de Fixed Income, cree que uno de los atractivos de este activo es su alta diversificación. Y, tal y como él mismo señala, “aunque hoy en día el foco está puesto en el conflicto ruso-ucraniano, lo cierto es que estos países solo representan un pequeño segmento dentro de la clase de activos”.

Recuerda Van Overfelt que además de la diversificación, otro factor que define a la clase de activos es la liquidez. “Muchos inversores temen que la liquidez sea un problema real y, sinceramente, creo que también, para ser justos, eso era algo cierto hace años. No obstante, muchos inversores no son conscientes ahora de cuánto ha crecido la clase de activos”. En su intervención, el gestor recordó que en 2009, el tamaño era de 600.000 millones de dólares estadounidenses y hoy ha crecido hasta más de 2,5 billones. Explica, además, que las emisiones antes de 2008 eran de menos de 300 millones; hoy suponen más de 500.000 millones, por lo que la liquidez de las emisiones ha aumentado mucho.

Pero para este experto una de las características más atractivas de la deuda corporativa emergente es que es más fácil encontrar ineficiencias en el mercado que al ser bien aprovechadas, generan una mayor rentabilidad. Por ejemplo, tan sólo el 3% de los gestores indican que son activos en este segmento, “lo que crea una clase de activos ineficiente que puede ser muy volátil, pero con muchas oportunidades para los gestores activos”.

Además, en opinión de Van Overfelt, la otra parte de la estrategia que gestiona está muy centrada en los eventos. “La clase de activos es muy volátil, ya que siempre se producen acontecimientos inesperados en el mundo. La gente tiende a tener miedo y a reaccionar de forma exagerada. Por lo tanto, nos encontramos ante un mercado infravalorado con inversores reaccionando de forma exagerada a los acontecimientos, lo que genera muchas oportunidades”. Una característica que en estos momentos se está viendo afectada por el riesgo político. A ello se suma el impacto en el crecimiento global y la inflación, lo que genera volatilidad en estos mercados. “No obstante, y, de nuevo, creo que es exactamente aquí cuando la gestión activa puede diferenciarse porque habrá ganadores y perdedores. Por lo tanto, solo quienes sean capaces de mantener la cabeza fría encontrarán mayores oportunidades en los mercados volátiles”, explica.