El Gobierno del Reino Unido ha presentado los mayores recortes fiscales desde 1972. Sin embargo, es probable que estos recortes den lugar a una mayor inflación y a una subida aún mayor de los tipos de interés.

Una nueva primera ministra, un nuevo canciller y una nueva era para la política fiscal del Reino Unido. Tras el cambio de liderazgo del partido conservador en el poder, el nuevo ministro de hacienda, Kwasi Kwarteng, ha realizado una declaración fiscal que marca un hito, inaugurando una nueva era de reducción de impuestos para la economía británica.

Kwarteng hizo una declaración que dejó al público con pocas dudas de que la prioridad de la nueva administración es impulsar el crecimiento mediante la reducción de impuestos. Declaró que el gobierno se está "...quitando de en medio para que Gran Bretaña construya".

El discurso, relativamente breve, ofreció pocas medidas, pero significativas. Comenzó confirmando que el anuncio de la primera ministra de apoyar a los hogares y las empresas con las facturas energéticas seguirá adelante, antes de desvelar una serie de recortes fiscales, muchos de los cuales no eran más que anulaciones o reversiones de subidas de impuestos previamente anunciadas.

Algunas de las medidas anunciadas fueron:

  • Garantía de precio de la energía de 2.500 libras confirmada durante dos años.
  • Plan de desgravación de la factura energética para reducir el coste de la energía para empresas, organizaciones benéficas e instituciones públicas durante seis meses.
  • Se anula el aumento previsto del impuesto de sociedades del 19% al 25% (aunque se mantiene el recargo del 8% a los bancos).
  • Anulación del aumento de las cotizaciones a la Seguridad Social (1,25 puntos porcentuales) y de la tasa de asistencia sanitaria y social a partir de noviembre de 2022.
  • Se suprimirá la reducción prevista de la asignación anual para inversiones de 1 millón de libras a 200.000 libras.
  • Se revocan las reformas de las nóminas (IR35).
  • El tipo básico del impuesto sobre la renta se reducirá del 20% al 19% a partir de abril de 2023.
  • Se eliminará el tipo adicional del impuesto sobre la renta del 45% a partir de abril de 2023.
  • Se suprime el límite de los bonus de los banqueros.
  • Los umbrales del impuesto sobre actos jurídicos documentados para la compra de inmuebles se han incrementado considerablemente.
  • Se congelan los impuestos sobre el alcohol para este año (habrían aumentado según el IPC).

Ya sea por decisión del canciller o por falta de tiempo, la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR por sus siglas en inglés) no proporcionó el habitual escrutinio independiente y las previsiones económicas que acompañan a las decisiones políticas. La OBR proporcionará una previsión actualizada antes de fin de año, pero hasta entonces, dependemos de los cálculos del Tesoro de Su Majestad.

Se espera que el coste total de las diversas medidas anunciadas alcance los 161.500 millones de libras esterlinas a lo largo de este ejercicio y los próximos cuatro años (el 6,6% del PIB nominal actual). Sin embargo, esta cifra excluye las ayudas a corto plazo para los hogares y las empresas en relación con las facturas de energía, que se calcula que ascenderán a 60.000 millones de libras en los próximos seis meses. Estimamos que esta cifra podría ascender a 150.000 millones de libras en los próximos dos años, sin suponer una ampliación de las ayudas a las empresas, lo que elevaría el coste total estimado de las nuevas medidas a 311.000 millones de libras (12,8% del PIB nominal actual). Incluso basándose en las propias estimaciones del Tesoro, el Instituto de Estudios Fiscales ha anunciado que se trata del mayor conjunto de recortes fiscales desde 1972.

Impulsar la productividad y atraer la inversión

Muchas de las medidas anunciadas para animar a las empresas a invertir y crecer deberían ser bien recibidas por los inversores. El crecimiento de la productividad de Reino Unido lleva tiempo deteriorándose, así como su capacidad para atraer inversiones extranjeras directas.

Los otros recortes fiscales, especialmente para los hogares, están diseñados para invertir la tendencia al aumento de los ingresos fiscales como proporción de la renta nacional. Según los planes anteriores, se prevé que los ingresos fiscales en relación con el PIB aumenten hasta el 35% en 2025/26, el porcentaje más alto desde la Segunda Guerra Mundial. Esto se considera inaceptable para la mayoría de los miembros del Partido Conservador de centro derecha.

Sin embargo, el momento de estos recortes fiscales no podría haber sido peor. Con una inflación cercana a los dos dígitos, el Banco de Inglaterra (BoE) está subiendo los tipos de interés en un intento de frenar la demanda en la economía y devolver la inflación a su objetivo del 2%. Aunque el canciller declaró que la independencia del BoE era "sacrosanta", sus recortes fiscales entran en conflicto con los objetivos del banco central.

Es probable que los tipos de interés suban más de lo previsto

La magnitud del estímulo fiscal anunciado obligará probablemente al Banco de Inglaterra a subir los tipos de interés más de lo previsto. Aunque la medida de Garantía de Precios de la Energía contribuye a reducir la inflación general el próximo año en unos tres puntos porcentuales, según nuestras estimaciones, es probable que los subsidios, especialmente para los hogares, aumenten la inflación a finales de 2023 y después.

El BoE decepcionó a los mercados con su subida de medio punto porcentual esta semana (22 de septiembre), lo que provocó la caída de la libra frente a sus homólogos. El minipresupuesto no ha hecho más que echar leña al fuego, con la libra pronunciando su caída, que inició con la nueva administración tomó posesión el 6 de septiembre, frente al euro y el dólar.

La gran apuesta del Gobierno es que los recortes fiscales y la reducción de la fiscalidad impulsarán un mayor crecimiento y, a su vez, generarán mayores ingresos fiscales. 

Es probable que esto ocurra, pero que el crecimiento pueda volver al 2,5% anual de forma sostenible sin generar una inflación significativa es poco factible en este momento.

La principal limitación de la economía británica en la actualidad es la falta de crecimiento de la oferta laboral. Hay más vacantes de empleo sin cubrir en la economía que desempleados disponibles para ocuparlas. La pandemia ha reducido probablemente la participación de las generaciones de mayor edad, y quizás incluso ha acelerado algunos planes de jubilación. Sin embargo, el Brexit es la otra cuestión clave que ha contribuido a la falta de personal disponible, especialmente de trabajadores inmigrantes.

Dramática reacción en los mercados de Gilts

Así pues, es probable que el enorme estímulo fiscal adicional haga subir la inflación más que el crecimiento, lo que será menos útil para el erario público, pues llevará a un mayor endeudamiento. Esto explica la dramática reacción en los mercados de Gilts, donde el rendimiento de los bonos de referencia a 10 años (tipo de interés) subió 25 puntos básicos (pb) en respuesta al anuncio, pero ha subido unos 84 pb desde que empezaron a circular los rumores sobre la respuesta del Gobierno a la crisis energética. Esto equivale a una caída del 4,5% en el precio/valor de esos bonos.

A algunos inversores también les preocupa que las agencias de calificación puedan rebajar el rating de Reino Unido, lo que podría llevar a algunos tenedores de bonos del Estado a verse obligados a vender parte o incluso la totalidad de sus tenencias. Esto puede suceder con el tiempo, y dependerá del Gobierno defender su nuevo enfoque de la fiscalidad en los próximos meses. Y, lo que es más importante, si el crecimiento y el aumento de los ingresos fiscales no materializan, el canciller tendrá que estar preparado para dar un giro y preparar algunas medidas de austeridad.