Semanas después de que el partido gobernante de Japón ganara las elecciones a la cámara baja, el nuevo primer ministro Fumio Kishida anunció un paquete  de medidas de estímulo por valor de 55,7 billones de yenes (unos 490.000 millones de dólares) destinado a reactivar la economía tras la pandemia. Aunque las medidas de estímulo económico pueden tener un gran impacto a corto plazo, la reducción de las restricciones, junto a las elevadas tasas de vacunación, también podría favorecer la recuperación del consumo.

En un nuevo paso hacia la reapertura de sus fronteras, Japón suavizó sus normas de entrada para los estudiantes y los viajes de negocios , pero se retractó temporalmente de su decisión tras el descubrimiento de la variante ómicron. A pesar del temor actual, los nuevos estímulos económicos podrían materializarse en un futuro cuando el país vuelva a abrir sus puertas a los visitantes extranjeros, que en 2019 alcanzaron una cifra sin precedentes de 31,9 millones. Ese año, el sector del turismo y los viajes sumó 359.000 millones de dólares al producto interior bruto japonés .

A largo plazo, se necesitará algo más que medidas de estímulo para que el país entre en la senda del crecimiento económico sostenible. Iniciativas como el concepto de «ciudad jardín digital» y la estrategia de energía limpia pueden tener un impacto más duradero en la economía y los mercados financieros del país.

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La gestión de una importante mejora de la economía podría situar en buena posición al primer ministro Kishida para superar el obstáculo que suponen las elecciones a la cámara alta de julio de 2022 y ofrecerle la posibilidad de gobernar tres años sin elecciones. Para Capital Group, ese es el potencial punto de inflexión al que hay que prestar atención.