La subida de tipos de 75 puntos básicos que ha llevado a cabo la Reserva Federal ha sido la más alta desde la crisis de los bonos en 1994, y la reacción del mercado ha sido igualmente volátil. El movimiento de este año de los treasuries y la ampliación de los diferenciales de crédito asociada han generado la tormenta perfecta para los bonos y el peor comienzo de año financiero prácticamente desde que hay registros.

Sin embargo, con la inflación desbocada y el temor a la recesión, los mercados siguen enfrentándose a una enorme incertidumbre. 

Nosotros hemos tenido numerosas discusiones sobre cuánto puede subir la Fed antes de hacer una pausa, y también sobre cómo podría ser la curva de rendimiento cuando lo haga. Naturalmente, estos debates han cambiado casi mensualmente a medida que la inflación seguía creciendo y mientras los banqueros centrales trataban de entender su origen y persistencia.

A medida que nos adentramos en la segunda mitad del año esperamos tener un mercado de los bonos del tesoro estadounidenses más previsible y estable. Llevamos mucho tiempo afirmando que el aumento de las yields de los treasuries sería útil para los inversores en renta fija. Esto es así porque a medida que la economía se adentra en el ciclo tardío, llegará un momento en el que tendrán que adoptarlos para tratar de proteger las carteras, en su forma de activo sin riesgo. 

El ciclo tardío es, sin duda, el lugar hacia donde vemos que nos dirigimos a finales de este año. Esta fase estará marcada por la ralentización del crecimiento, la subida de los tipos y, finalmente, por el debilitamiento de las cuentas de los consumidores y de las empresas. Por lo tanto, en nuestra opinión, ha llegado el momento de empezar a adquirir cierta protección.

Nuestras discusiones sugieren que la Fed impulsará una subida más de 75 puntos básicos en la próxima reunión de julio, situando el tipo de interés de los fondos de la Fed a un punto neutro del 2,50%. Esto significa que todo el endurecimiento realizado hasta ahora sólo ha llevado a un nivel de neutralidad, lo que, en nuestra opinión, no es suficiente, y por eso creemos que es necesario añadir otros 100 puntos básicos. Creemos que esto ocurrirá con una subida de 50 puntos básicos en septiembre, otros 25 puntos básicos en noviembre y finalmente los 25 puntos básicos restantes en la reunión de diciembre. En el 3,50%, con la desaceleración de la economía, el crecimiento del empleo tocando techo y la inflación empezando a bajar, creemos que la Fed hará una pausa habiendo aprendido, esperamos, la lección de diciembre de 2018, cuando forzó lo que la mayoría considera una subida excesiva.

Con la Reserva Federal en modo de espera y una economía de ciclo tardío, y al tiempo que un mayor número de expertos elevan sus previsiones de recesión, creemos que es probable que la parte de la curva de 2 años ya empiece a descontar algunos futuros recortes de tipos y vemos que como resultado, esa parte de la curva posiblemente se invertirá con respecto a los fondos de la Reserva Federal. Es probable que los treasuries a más largo plazo sean más estables en este escenario y, por lo tanto, veríamos que la curva de 2 a 10 años se aplane o se invierta ligeramente, dando a los mercados una nueva advertencia de recesión.  

Nuestro escenario base para finales de año es, por tanto, que los fondos de la Fed se situarán en el 3,50%, los bonos 2 años en o alrededor del 3% y el de 10 años también en torno al nivel del 3%. 

Esto significa, en nuestra opinión, que comprar bonos del Tesoro a más largo plazo para equilibrar la cartera, especialmente con rendimientos superiores al 3%, sería una opción prudente y que la segunda mitad del año debería proporcionar a los inversores en bonos una estabilidad muy necesaria.