El crecimiento de la economía china se desaceleró hasta el 4% interanual en el cuarto trimestre de 2021. La ralentización de las exportaciones, junto con los continuos problemas del sector inmobiliario, parece que pesarán sobre la actividad a corto plazo. La buena noticia es que los principales indicadores económicos adelantados parecen haber tocado suelo, lo que es coherente con esperada mejora cíclica de la actividad que se producirá en el verano. Mientras tanto, el recorte de los tipos de interés anunciado ayer se suma al estímulo que están aplicando las autoridades. En última instancia, según Schroders, esto debería ser positivo para los mercados.

Cómo se comportó la economía china en el cuarto trimestre de 2021

Según los datos oficiales, el crecimiento del PIB se redujo al 4% interanual en el cuarto trimestre del año pasado, frente al 4,9% del trimestre anterior. El dato fue mejor de lo esperado: la previsión del consenso apuntaba a un aumento del 3,6%, mientras que desde Schroders esperábamos un crecimiento inferior al 3%. Los datos mensuales de actividad indican que gran parte de la mejora del cuarto trimestre provino de la industria, donde el crecimiento repuntó hasta el 4,3% interanual en diciembre, impulsado por el fuerte aumento de las exportaciones.

Este resultado significó que la economía china se expandió un 8,1% en 2021 en su conjunto, después de que poderosos efectos de base impulsaran la tasa de crecimiento anual en la primera mitad del año pasado.

Tres razones por las que la actividad puede seguir siendo débil a corto plazo

En la gestora llevan tiempo preocupados por la desaceleración de la economía china y hay al menos tres buenas razones para pensar que la actividad seguirá debilitada a corto plazo.

Las exportaciones de productos manufacturados, que han sido el principal motor del crecimiento durante la pandemia, parece que se van a ralentizar. El fuerte crecimiento de las exportaciones nominales se mantuvo en diciembre, registrando un crecimiento del 20,9% interanual, sólo ligeramente por debajo del aumento del 22% interanual de noviembre. Sin embargo, como muestra el gráfico siguiente, el bajo nivel de nuevos pedidos de exportación apunta a una desaceleración en los próximos meses. Creemos que una desaceleración de las exportaciones se traducirá en una depreciación del renminbi, que se ha apreciado fuertemente en términos comerciales durante el pasado año. A este respecto, cabe destacar que la posibilidad de una moneda más débil ha comenzado a analizarse a través de los canales oficiales del Gobierno.

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Es probable que los problemas del sector inmobiliario se prolonguen durante un tiempo. A pesar de una ligera relajación, la regulación del sector por parte del Gobierno sigue siendo estricta. De hecho, las ventas de nuevas viviendas, que suelen aventajar a la actividad de la construcción entre seis y nueve meses, aún no se han estabilizado de forma convincente. Suponemos que las ventas se estabilizarán en algún momento, e incluso repuntarán ligeramente en el transcurso del año, pero un mayor deterioro del sector es un claro riesgo a la baja para nuestras expectativas.

Es probable que los brotes de Covid-19 provoquen periódicamente interrupciones de la actividad. La política de tolerancia cero del Gobierno ha llevado recientemente a la imposición de restricciones en Tianjin, y la mayor transmisibilidad de la variante Ómicron indica que es casi seguro que más ciudades se vean afectadas en breve.

¿Hay luz al final del túnel?

Sin embargo, no todo es negativo, y la buena noticia es que hay luz al final del túnel. El impulso crediticio, que mide el crecimiento de los préstamos en proporción al PIB, y el M1 real, que representa el valor de los componentes más líquidos de la oferta monetaria, como el efectivo en circulación y los depósitos a la vista, aumentaron en diciembre. Estos indicadores han adelantado históricamente la evolución de la actividad en unos nueve meses, lo que sugiere que la mejora cíclica de la actividad económica comenzará a surgir a finales del verano del hemisferio norte.

Esperamos nuevas mejoras graduales de ambos indicadores adelantados en los próximos meses, a medida que la política fiscal y monetaria sea más acomodaticia. El Banco Popular de China anunció ayer la bajada del tipo de interés aplicado a la facilidad de préstamo a los bancos con un año de vencimiento al 2,85%, así como el recorte del tipo de interés aplicado a las operaciones de refinanciación con vencimiento a una semana al 2,10%. Estos recortes se produjeron tras una reducción de 5 puntos básicos en el tipo de interés de los préstamos a un año en diciembre, a la que probablemente seguirá otro recorte de 10 puntos básicos la próxima semana. En nuestro escenario base, prevemos un total de 20 puntos básicos de recortes, lo que debería dar apoyo a la actividad, junto con un aumento del gasto público. En consecuencia, proyectamos una recuperación poco profunda del crecimiento del PIB, que pasará de alrededor del 4,7% este año al 5% en 2023.

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¿Qué supondrá esto para los mercados financieros?

Los indicios de un cambio de rumbo en el ciclo económico de China deberían servir de apoyo a los mercados financieros domésticos y al resto del mundo emergente. Sin embargo, al igual que ocurre con la actividad económica, los movimientos de los principales indicadores adelantados se han trasladado históricamente a los mercados financieros con retraso, por lo que aún puede haber más baches en el camino.