La debilidad de euro tras el último anuncio de política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) hace temer por la Europa periférica.

Ante unos niveles de inflación récord, el BCE ha continuado con su endurecimiento de la política monetaria anunciando la finalización de su programa de compra de activos (APP) a finales de este mes.

El APP, que incluye compras de valores respaldados por activos, bonos con cobertura, bonos corporativos y bonos soberanos, alcanzó algo menos de 3,25 billones de euros el mes pasado. Se trata del primer y más extenso programa de flexibilización cuantitativa (QE), introducido originalmente para luchar contra las presiones deflacionistas.

El segundo programa que se introdujo para ayudar con la pandemia (programa de compras de emergencia para la pandemia, o PEPP) había finalizado en marzo, con otros 1,7 billones de euros en bonos del Estado.

Con el fin del Quantitative Easing, el BCE puede empezar a subir los tipos de interés, en un esfuerzo por reducir las asombrosas presiones inflacionistas. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, afirmó tras la reunión de este jueves que el banco subirá sus principales tipos de interés en un 0,25% en su próximo encuentro de julio, al que seguirán otras subidas.

Además, Lagarde dijo que, a menos que haya una mejora en las perspectivas de inflación a medio plazo, los tipos de interés podrían tener que subir más de 25 puntos básicos en septiembre. Aunque faltan tres meses, es poco probable que veamos una mejora sustancial de las perspectivas de inflación, por lo que los inversores deberían esperar que el tipo de depósito se vuelva positivo en septiembre (0,25%), y que el tipo principal de refinanciación alcance el 0,75%.

Schroders prevé otro aumento del 0,25% en octubre, antes de que el BCE haga una pausa en sus subidas.

Para el BCE es un gran reto endurecer la política sin desencadenar una crisis de deuda en la Europa periférica, especialmente en Italia. El banco anunció que sus tenencias de bonos soberanos en el marco del PEPP podrían ser redistribuidas para frenar cualquier aumento significativo del coste de los préstamos para los gobiernos periféricos en comparación con los de Europa central.

Mientras se hacían los anuncios, se produjeron algunos movimientos notables en el mercado:

- En primer lugar, los rendimientos de la deuda pública subieron, sugiriendo que el anuncio era más agresivo de lo esperado.

- En segundo lugar, el diferencial, o coste adicional de los préstamos para Italia en comparación con Alemania, aumentó aún más. Esto sugiere que los inversores quedaron más preocupados tras el compromiso del BCE de frenar dichos aumentos.

- Por último, el euro, que había subido inicialmente frente al dólar, retrocedió. A pesar de los comentarios más halagüeños y el aumento de los rendimientos, parece que los inversores internacionales están cada vez más preocupados por el riesgo de sufrir otra crisis de la deuda en la Europa periférica.

Es pronto, pero con las cruciales elecciones en Italia, España y Grecia el año que viene, el riesgo político puede volver a interferir en la forma en que el BCE debe y puede fijar la política monetaria.