El Banco de Inglaterra (BoE) volvió a subir los tipos, y seguirá haciéndolo, mientras que la eurozona se aferra a unos tipos de interés negativos.

La mayoría de los países europeos se enfrentan a un contexto macroeconómico similar: crecimiento por encima de la tendencia, aunque sólo debido al esperado rebote tras las alternaciones provocadas por el Covid, pero también una inflación mucho mayor.

La presión inflacionista se ha producido en gran medida por el aumento de los precios del gas natural al por mayor en Europa, junto con las interrupciones de la cadena de suministro en general. Sin embargo, el Banco de Inglaterra y el Banco Central Europeo (BCE) han discrepado claramente sobre cómo responder a la situación actual.

¿Qué hace el Banco de Inglaterra?

El Comité de Política Monetaria (MPC) del Banco de Inglaterra decidió elevar su principal tipo de interés del 0,25% al 0,50%, tras realizar otra subida el pasado mes de diciembre. El BoE también anunció que no sustituirá los bonos (tanto gilts como créditos) que se compraron mediante el programa de compra de activos (programa de flexibilización cuantitativa) a medida que vayan venciendo. De los 895.000 millones de libras en bonos que posee, 875.000 millones corresponden a gilts y el resto a bonos corporativos no financieros en libras esterlinas.

Según el Banco de Inglaterra, algo más de 70.000 millones de libras esterlinas en bonos vencerán en 2022 y 2023, y otros 130.000 millones en 2024 y 2025. Suponiendo que los emisores tratarán de refinanciar esos bonos que vencen, esto debería aumentar el stock de deuda flotante en los mercados y, por lo tanto, aumentar los rendimientos (reducir los precios).

El Banco Central Europeo se mantiene firme

Por el contrario, el BCE decidió mantener su política, pero, en palabras de la presidenta Lagarde, "está dispuesto a ajustar todos sus instrumentos, según proceda, para garantizar que la inflación se estabilice en el 2% a medio plazo".

A pesar de no haber cambiado su política, el tono de la conferencia de prensa fue decididamente menos dovish. Con la inflación superando las previsiones del BCE de hace apenas dos meses, esto no debería ser una sorpresa. Lagarde quiso destacar la preocupación de los miembros del Consejo de Gobierno por la inflación y su impacto en la economía.

Cuando se le presionó, Lagarde no quiso repetir la consigna de que era muy poco probable que los tipos de interés subieran en 2022. En lugar de ello, Lagarde afirmó que era necesario realizar una evaluación completa de los datos que se vayan conociendo, así como de los riesgos para las perspectivas a medio plazo. Esto ocurrirá el mes que viene.

Sin embargo, Lagarde advirtió que los cambios en la política seguirían estando sujetos a las orientaciones anticipadas y a la progresiva retirada de estímulos. Es decir, la inflación tiene que situarse en el 2% o por encima durante todo el horizonte de previsión, y la inflación subyacente debe mostrar una tendencia al alza. En cuanto a la secuencia, la flexibilización cuantitativa (QE) tendría que terminar primero, pero actualmente está previsto que continúe al menos hasta finales de este año. Por tanto, la subida de los tipos de interés en 2022 sigue pareciendo muy improbable.

¿Qué nos espera?

Volviendo al Banco de Inglaterra, aunque la dirección de la política está clara, el momento y el alcance siguen siendo objeto de debate. Cuatro de los cinco miembros del Comité de Política Monetaria (CPM) votaron a favor de elevar los tipos de interés entre el 0,50% y el 0,75%.

Esto sugiere que un ajuste más rápido a corto plazo proporcionaría una clara señal de que no se toleraría una espiral de inflación salarial. Pero la mayoría consideró que un ritmo más lento permitiría disponer de más tiempo para evaluar el impacto de las subidas.

El Comité de Política Monetaria se enfrentó a las críticas de los periodistas durante la conferencia de prensa, y algunos cuestionaron que la subida de los tipos de interés causaría problemas a la economía familiar. Muchos hogares de Reino Unido ya se enfrentan a enormes complicaciones en forma de facturas de energía que aumentan en un 54% (para las tarifas variables estándar, según ha confirmado hoy Ofgem), y a las subidas de impuestos previstas por el canciller de Hacienda.

Asimismo, el Comité de Política Monetaria argumentó que, si no actuaba ahora, el riesgo de una mayor inflación en el futuro sería peor que el impacto de las actuales subidas de tipos de interés.
Por último, cabe mencionar que las perspectivas para la inflación del Banco de Inglaterra, utilizando la trayectoria implícita del mercado para los tipos de interés, muestra que la inflación no alcanzará el objetivo al final de la previsión. Esto sugiere que las cuatro subidas de tipos de un cuarto de punto previstas para este año se consideran excesivas.

En Schroders, han mantenido esta opinión desde hace tiempo, pero a corto plazo, esperan que el Banco de Inglaterra vuelva a subir los tipos en su reunión de mayo. Esto supone una revisión al alza de nuestras previsiones. Sin embargo, esperan que el Banco haga una pausa, a medida que la inflación retroceda más bruscamente de lo que proyecta actualmente debido a la menor inflación energética.